Libros

Cómo escribir no ficción

Quiero compartir con vosotros algunos de los entresijos de la escritura y publicación de un libro, una mirada entre bastidores para que sepáis cómo es el largo y laborioso proceso creativo que culmina en la presentación pública de una obra.

En primer lugar, quiero aclarar que hablo desde la experiencia de quien escribe libros de no ficción, y desde luego no pretendo insinuar que todos los autores lo hagan igual o sigan todas y cada una de las fases que voy a describir. Este es mi proceso, y no tiene porqué ser necesariamente el mismo para todos.

Lo primero que hago es plantearme el tema sobre el que voy a escribir y delimitarlo con la mayor precisión posible. Normalmente, el tema me escoge a mí, no yo a él. Suele presentarse al identificar una necesidad (percibida o real), o bien como un efecto colateral de las circunstancias personales, profesionales, eclesiales, etcétera. Se trata de un tiempo indefinido que puede llegar a ser bastante largo, mientras uno va debatiendo en su interior los pros y contras de embarcarse en semejante proyecto.

Una vez tengo claro sobre qué quiero escribir, y decido finalmente hacerlo, comienza la primera fase propiamente dicha, la de la recopilación de datos. En un primer momento sigo con mi rutina habitual, pero voy anotando cosas que me suceden o que vienen a mi mente en relación con ese asunto. No las busco activamente, sino que van surgiendo más o menos por pura serendipia. Más adelante, comienzo a ser más proactivo. Es entonces cuando procuro dedicar algunos ratos libres a leer algo o repasar algún material audiovisual relacionado con el contenido del futuro libro. En mi caso concreto, suelo dejar un cierto tiempo para que la información se vaya asentando. Hay semanas en que no es posible dedicarle muchas horas, pero sí se puede reflexionar sobre lo leído, oído y visto. Esto último, que a veces puede parecer una pérdida de tiempo, es lo que da sus frutos cuando llega la hora de ponerse a escribir. Lo habitual es que este proceso dure varios meses.

La segunda fase es la de la investigación a tutiplén. Particularmente, me dedico a ella a tiempo completo. Sé que otras personas la pueden compaginar con otros quehaceres, pero para mí es importante centrarme al cien por cien. Supongo que es el precio que hay que pagar por no ser “multitarea”. En esa etapa leo, escucho y veo lo que considero más importante dentro de mi ámbito de estudio. Resulta crucial saber cribar la información. Hay apuntes y notas procedentes de la fase anterior que al final no van a servir para nada, pero otras sí darán pie a poder profundizar y avanzar a buen ritmo cuando llegue el momento. Algunos autores se limitan a tomar notas del material que van a utilizar y tomar como referencia. En mi caso, combino las notas con mi propia reflexión y ya voy escribiendo lo que será el primer borrador del libro.

La tercera fase consiste en la escritura en sí de la obra. Su duración depende en gran medida de la extensión de la misma y del cuidado que se haya puesto en la fase anterior. En general, si se investiga bien, se puede escribir en un plazo razonable. Yo siempre procuro que la escritura de los diferentes capítulos vaya acompañada de una primera lectura por parte de al menos una persona de confianza. Ahí salen a relucir los gazapos y demás problemas que siempre aparecen, y que uno mismo tiende a pasar por alto a medida que aumenta el tiempo dedicado al texto y la familiaridad con el mismo. Esta práctica también sirve para ir calibrando la calidad de la obra. Para mí, esta fase es la de mayor agitación. Llega un momento en que el sueño, en lugar de resultar reparador, se convierte en una sesión más de trabajo. El único consuelo es que, a veces, uno se levanta por la mañana con alguna idea más o menos brillante para añadir al manuscrito (o rectificarlo). Personalmente, dado que las fases dos y tres las completo más o menos de forma simultánea, puedo tardar entre tres y seis meses.

La cuarta fase es la de la edición. Es el momento de decidir cómo publicar y con quién hacerlo. Parece sencillo, pero no lo es en absoluto. Autoeditar es difícil si no se tienen conocimientos del proceso editorial, y publicar a través de una editorial es complicado y se parece bastante a una carrera de obstáculos. En lo personal, es la fase que peor llevo. El manuscrito está acabado, tengo muchas ganas de que la gente pueda leerlo, pero es como si estuviera en una especie de “limbo”. Son muy pocas las personas que tienen acceso a él, y tú tienes que esperar pacientemente a que otros decidan por ti. Que si sí o si no, que si esta portada o aquella, que cómo lo hacemos, que cuáles son las condiciones… En fin, no apto para impacientes y sufridores. Pongámosle entre uno y tres meses más.

Pero la cosa no acaba aquí. Todavía hay una fase posterior. Cuando el libro finalmente se publica, entonces… ¡queda mucho por hacer! Para empezar, un libro, por bueno que sea, no se vende solo. Hay que promocionarlo, conseguir que se haga visible y que el público potencial pueda acceder a él. Algunos lo odian, pero yo no me encuentro entre ellos. Después de la soledad buscada del proceso de investigación y escritura resulta muy enriquecedor compartir por todos los medios posibles lo que has estado gestando durante meses (a veces años), tu criatura, tu bebé. Apetece incorporar lo mucho que has aprendido escribiendo a tu vida, e intentar convencer a los demás de que realmente se trata de una aportación que también a ellos les puede interesar y ayudar. Un libro no tiene sentido sin lectores, y no cumple su misión hasta que es leído. Lo importante es que despierte reacciones, para bien o para mal, y lo peor que puede suceder es que pase sin pena ni gloria. Desde luego que la repercusión que tenga un libro es algo que no se puede controlar, pero el trabajo duro sí.

Como es lógico, estas fases no siguen siempre el mismo orden ni se diferencian de manera clara entre sí. En ocasiones se solapan o combinan de las formas más diversas. Sin embargo, pienso que dibujan una imagen bastante aproximada, si bien sumamente sintetizada, de lo que es para mí el proceso de escritura y edición de un libro de no ficción. Espero que os haya gustado.