Una de las tareas complicadas a la hora de publicar un libro es la elección de la persona que va a escribir el prólogo. Muchos creen que cuanto más famoso sea el prologuista, más ventas tendrá la obra en cuestión. No estoy yo muy seguro de eso. Para mí, la clave está en que sea alguien que me conozca bien a mí y que esté algo más que familiarizado con el título que va a prologar. Si, además, se trata de un especialista en el tema, entonces miel sobre hojuelas.
El Dr. Manuel Díaz y yo nos conocemos desde hace muchos años. Cuando yo comenzaba, él ya estaba ahí, al pie del cañón. Me honra con su amistad y creo que su vasto conocimiento histórico, y del Movimiento de Raíces Hebreas en particular, le convierte en alguien idóneo para prologar mi libro Los frutos amargos del Movimiento de Raíces Hebreas. Como bien se puede suponer, estoy muy agradecido por su disposición a escribir el prólogo y por sus sabios consejos. ¡Gracias, Manuel!