Una de las cosas más difíciles de conseguir para los escritores autoeditados es lo que se conoce como prueba social. De alguna manera hay que conseguir que los potenciales lectores consideren que es una buena inversión adquirir el libro de alguien poco o nada conocido que no ha seguido los cauces tradicionales para publicar. Necesitan algo que les garantice que la compra merece la pena.
La forma más habitual de alcanzar esa ansiada prueba social en Amazon es a través de los comentarios y reseñas. El problema es que hace falta vender mucho para conseguir una cantidad aceptable de respuestas por parte de los lectores, y, a su vez, para que esas ventas se produzcan suele ser necesario contar con algún tipo de prueba social. En definitiva, es la pescadilla que se muerde la cola.
Los comentarios como prueba social en Amazon son la típica recomendación personal de toda la vida que hace que se corra la voz sobre el título, el autor, la temática, etc. Funciona muy bien, pero requiere de tiempo y de mucha paciencia. Además, las normas son bastante estrictas y no se pueden forzar, comprar o falsear las opiniones. Tiene que salir del lector. Eso no quiere decir que no se pueda animar a dejar un comentario. De hecho, se puede y se debe, pero siempre con honestidad.
Para bien o para mal, los autores que publican a través de Amazon dependen mucho de los vaivenes de las opiniones. Existen los odiadores profesionales que se dedican a dejar comentarios negativos, y para compensar eso hacen falta un buen número de reseñas positivas. El problema es que, como todos sabemos, destruir es mucho más fácil que construir. Así que me temo que la única solución es insistir en la paciencia, la búsqueda de la excelencia y la constancia. Con o sin prueba social, hay que seguir adelante. Si hacemos las cosas bien, tarde o temprano la prueba social acabará llegando.
